21.7.24

Buenos Aires - Amistades reales

Llegaste, después de algunos meses de acordar cosas simples por correspondencia. Presupuestos y zonas. Zonas y habitaciones. Me dejaste decidirlo todo... y yo pensando que había confianza. Elegí la zona más cutre. El departamento más apto para dos extranjeros que no tienen otra garantía más que dinero. 

Esa noche caminamos tanto. Perdí la noción del tiempo. Esa noche fuimos a un lugar al que no podría volver porque nunca supe bien en dónde estuve. Sólo estuve ahí contigo. Esa noche extraña me volví tu pareja. Tu mejor amiga. Tu confidente. Deberías avisarnos... todos caducamos a tu lado. 

No me voy a disculpar. 

Todo lo que digas de mí, sea cierto o no, simplemente no voy a negarlo. Si no tuviste ojos para mirarme porqué he de tener vergüenza para negar lo que sea. No necesito ni vergüenza ni memoria ni ganas. 

Algunas personas llegamos con fuerza. Algunas personas rompemos todo. Nos derramamos. Nos escurrimos por ahí. Algunas personas partimos sin ganas de pedir perdón. A mí puedes pedirme modales. Cortesía. A mí puedes pedirme que sonría. Que te abrace después de 20 años. Pídeme que finja y hable de esos tiempos. 

Sólo no me pidas nunca que te deje entrar o que te quiera. 

14.7.24

Tal vez en el otoño de Boston

Pensé en mentir
porque mentir parece bello
parece simple

Mentir es tal vez
la posibilidad de algo bonito
que no pasó o no existe 
y no me importa

Mentir parece bueno

Tu mente o yo
nunca sabremos bien
dónde nos ocultaste

Quiero pensar que me quedé ahí
bajo un pequeño bulto de hojitas secas
en un otoño de Boston

Quiero pensar que volveré al verano a tu lado
en el naranja de un mango congelado
en el blanco del yogurt
y en la primera vez de esa tapioca pegajosa

Quiero pensar
que en las mentiras que te cuentas me quisiste
Que me quisiste mucho mucho
y me ocultaste bien y para siempre

En tus zapatos de cuero
y en tu bigote azul

Quiero creer que fuiste cuidadoso 
y me escribiste con lápiz
y me borraste debidamente

Pensé en mentir 
porque mentir es
fácil