8.10.08

saber mentir: el cuerpo

Cubrí mi cuerpo con un suéter negro. Ojala pudiera explicarte esto. Cubrí mi cuerpo, no para vestir un color, sino para cubrir la mía necesidad. Mi cuerpo dijo: “necesito que me contengas”, y en ese momento… cómo explicarle que aún soy demasiado pequeña para contenerle. No pude, en ese momento no pude. Mi cuerpo pedía que le sostuviera como las olas del mar muerto y a mí me faltaba toda la energía de la luna. Pedías demasiado. Así que corrí, me fui muy lejos, me fui al cansancio de las noches húmedas. Me convertí en el brillo de las calles empedradas. Guardé silencio y sentí mi vació mientras mi cuerpo sufría mi abandono. Lo abandoné entre mil manos desconocidas, entre los labios pálidos que ya no recuerdo. Quisiera que el tiempo, que el tiempo, que el tiempo. Me parece que el tiempo pesa. Quisiera también que mi cuerpo no pesara. Pero pesa y en aquellos tiempos también pesaba, sólo que de forma diferente. Y tal vez hoy me pesa diferente. Ojala pudieras comprenderme en esto. Así que lo cubrí con lo que pude. Lo cubrí con lo que creí conveniente: un suéter negro de un estambre muy bonito y grueso con el cuello de tortuga. Cubrí mi cuerpo con un suéter negro. Le dije: “bien sabes que yo tengo lo que quieres” mientras él lloraba como lloran los niños por una paleta con la cara humedecida y llena de mocos.