5.9.11

Anoche






a veces amanece a las 6 de la tarde
y no me miro en el espejo porque sé
que a pesar del maquillaje
y mi melena revuelta
no soy una prostituta de Los Ángeles

evito el engaño y
salto de una vez dentro de la regadera
que
también a veces
es una cascada de vida

juego con la espuma
recupero mi piel
y dejo que el agua me devuelva lo que soy

no voy a creer en el reflejo del espejo
no voy a creer en lo que dices de mí
no hoy

anoche
era yo la que besaba
bailaba
y bebía

anoche
era yo la que se alejaba de todos
la que se perdía
entre el ruido y las colillas de cigarro

conmigo esas cosas pasan
y es el hastío lo que me protege de mí

anoche y todas las noches
soy así
no tienes que venir a contarme nada

porque después amanece
y el agua me devuelve la curiosidad
suficiente
como para abrir el refri y
descubrir los mangos y el yogurt de la mañana
la calma y el calor de mi café

después amanece
y hay que esquivar
el polvo y los cuerpos repartidos
en las habitaciones de la casa
para recuperar los zapatos
y cada una de las prendas empeñadas

ya ves
no tienes que contarme nada
yo estaba ahí
perdida tal vez
presente a mi manera
entregando algo más que mi vestuario
y perdiendo la voz

pero después amanece
y pese a todo lo que hicimos
seguimos siendo tú y yo

mientras
la lluvia cubre la ciudad
tú preparas el café
y yo giro indefinidamente

levanto todos los objetos de la habitación
para encontrar mi voz
y al fin contarte todo lo que no hice anoche