7.12.08

La mujer en el desierto

Dentro de la Biblia
vive una mujer
que con las uñas
cava un pozo

rasca hasta que se desprenden
una a una
las huellas de sus manos tristes

busca
mantener la calma ante ese niño que la mira triste

vamos a morir
todos vamos a morir un día

porque
hemos sido y seguiremos siendo
las manos
de ese ser que hincado implora
para que de la tierra brote
tal vez no la eternidad
pero sí más calma

27.10.08

El viento y yo

Nos conocimos un lunes. Yo iba en mi bici roja. Él pasaba por ahí. A mí me habían roto el corazón. Él no se atrevía a querer a nadie; a nadie en específico. Nos conocimos porque tropezó con mi perfume. O más bien, todo mi perfume se enredó en sus pies, en su cabeza, y luego provocó que se cayera. Nos conocimos porque nunca supe disculparme, y en lugar de corregir a mi perfume solté una enorme carcajada que ponchó su ego. Perfume malo. Malo perfume malo ¿Porqué te enredas en los pies del viento?

Después me aproveché de su caída y sólo dije: “mi vestido también es rojo, como tu ego, pero éste no se poncha, y en cambio, sólo se infla”. Él se aprovechó del polvo y de la tarde hermosa. Miró por debajo de mi vestido. Lo abrió como si fuera su paraguas. Me dijo: “y tus zapatos son amarillos”.

Nos conocimos porque mi vestido era rojo y mis zapatos amarillos. Porque ese lunes estaba yo ahí, en la banqueta, mirando cómo el polvo se calmaba muy lentamente mientras lo sometía, no sólo a él, sino también a mi perfume. “Habría que educarlo”, me dijo con su cara de molestia inacabada. De nuevo sonreí. “Y a usted hay que enseñarle a caminar despacio”.

Así nos conocimos ese lunes, con mi perfume indignado y su ego efervescente y rojo; con mi vestido inflado y mis zapatos amarillos. Y por primera vez quiso quedarse. Y por primera vez, después de mucho tiempo, pude quedarme. Así que nos sentamos en la banqueta. Así que nos sentamos…

Ego ponchado. El viento. Yo. Mi perfume.


Él era rápido y yo lenta. Su ego hacía caras y mi perfume ya no quería jugar. Y fue mi tentación el no pinchar su ego para enfocarme sólo en él; para no pensar en todo lo que había tocado. Le dije entonces “tus ganas de irte”. Me dijo entonces “Tu miedo de quedarte”. Porque es difícil no pensar en el pasado.

Pero mi vestido pudo más que mi memoria, porque lo invitó a que circulara entre mi cuerpo para tocarme, para besarme y absorberme, sólo a mí. Él, tomó a mi perfume y lo amarró fuertemente a un árbol Perfume malo. Malo perfume malo, mientras su ego rojo se inflaba y estaba listo para salir volando. De mi cuerpo alegre brotaron risitas afiladas que necesitaban pinchar a ese ego rojo y mandarlo a guardar silencio, junto a mi perfume travieso.

De mi cuerpo cálido salían sus palabras. Entonces, contó el cuento de un desierto lleno de dunas y de polvo. Me habló de las olas de sal y del azote del tiempo; y en sus mares perdidos encontré a mi vestido y miré mis zapatos amarillos, porque de mi cuerpo brotaba algo que a su voz penetraba.

De pronto, me invadieron las ganas más absurdas de presentarme. Le dije “me llamo Miel, hoy soy morada y sólo tengo 25 años”. “Te llamas Miel y tienes más de 25 años,- me dijo con un tono muy suave y azul-. Te llamas Miel y has sido verde y turquesa. Te llamas Miel y te has marchado mil veces de aquí. Te llamas Miel y siempre vuelves.

Y regresé al smog y a la calle. Volví al vestido y a la corneta de mi bicicleta. Mujer. Responde al nombre de Miel. 25 años. Tez clara, pelo rizado y oscuro. Una que otra peca y un lunar enorme en la pierna izquierda. Le gusta mirar fotografías, caminar los domingos por el ancho camellón que está lleno de árboles y usar vestidos de colores molestos y brillantes. “Te llamas Miel y siempre vuelves”.


Bajé la mirada. Me quité los zapatos para escribir sobre la arena con los dedos de mis pies “He vuelto, pero necesito tiempo para convertirme en polvo y así jugar contigo para siempre”.

Yo sabía. Desde el comienzo supe que para siempre es demasiado.

Miré de nuevo mis zapatos. Los coches. Las calles. Todo seguía brillante y pequeño
¿Cómo fue que mi vestido te dejó pasar? ¿Porque mi perfume duerme tranquilo bajo la sombra de un árbol?

En este mundo todo tiene sentido aunque yo no lo entienda. Y también, aunque no siempre lo note, todo tiene un orden bastante claro. El mundo está bien hecho.

“Sabes, mis labios son como tus ganas de moverte todo el tiempo. No puedo dejar de hablar” Así le dije sabiendo bien que mis palabras, a diferencia del mundo que está bien hecho, habían dejado de tener sentido.

Sólo silencio

Entonces tuve miedo. Tuve miedo de la rapidez con la que las nubes cambiaron su forma. Tuve miedo de no ser verde o turquesa. De no ser ni morada ni antigua. De no ser un desierto ni contener mil lenguas para entender su mensaje. Así que continué en lo que yo creía se había convertido en el soliloquio más neurótico de mi vida y le dije “Debes saber que ya no fumo y es muy posible que nunca más sea verde”.

24.10.08

Saber mentir: recordar para olvidar

Deja el recuerdo caer como un fruto por su peso
Samba del olvido

Le hablé de buena manera. Le pedí, incluso con cariño, que se fuera de mi espacio. Que me dejara sola. Que dejara de habitarme. También fui por una escoba y lo traté como a una rata, una rata gris, una rata que por más ser vivo me daba asco, que por más ser vivo me daba asco. Lo traté como a una rata porque para mí eso era. Era algo gris, algo invasivo, y lo perseguí mil veces, con mi escoba y mis ganas de largarte lejos. Y lo perseguí como una loca triste, y lo perseguí desesperada, y mis escobazos derramaron unas cuantas gotas.

No te ofendas. Sé que un día tuvimos algo, pero así te pienso hoy. Gris, turbio, sucio, y quisiera darte de escobazos.

Le pedí que se marchara, que desapareciera. También me puse triste; también lloramos. En algún momento yo misma cedí y le pedí que se quedara. Le dije “no puedo, quédate” y me senté en la esquina de mi casa, para seguir pensando mientras mi escoba me miraba más desconcertada que la propia rata. Pero tenía que irse, después de todo pronto serían seis meses, es decir, medio año, es decir, lo suficiente como para seguir adelante, sin tu temperatura, sin tu forma de estorbarme, sin lo de siempre por lo que dos personas se vuelven nuncas que se repiten interminablemente.

Pero pasó lo que debía pasar. Me acostumbré a él y permití que me mirara mientras lavaba mi ropa, mientras lavaba mi boca. Dejé que me mirara al dormir, y con el tiempo también dejé de esconder los pretextos. Me acostumbré a sus restos de comida, al cinturón y a los pantalones de mezclilla de la última noche. Me acostumbré a la mochila gris y permití que se arrumbara por las mañanas junto a la lavadora. Porque pasó lo que siempre pasa.

Y pasó lo que tenía que pasar. Pasó el tiempo y se me fueron esas ganas de largarte lejos. En cambio, le ofrecí café y hasta miramos el partido juntos. Bebimos cerveza y festejamos un gol. Perdón o costumbre, en la memoria da lo mismo. Aunque, te sigo pensando sucio, turbio y gris. Ya ves. Hay cosas que uno se inventa y hay cosas que fueron ciertas. Tú te bañabas diario, pero eras turbio y gris, como la rata que esta mañana se fue indignada de mi casa.

Y no te ofendas. Yo sé que un día creí, teníamos algo, pero tantos colores sólo se pueden en mi imaginación, y tú eres gris y triste, como un inverno.

20.10.08

Mr. Scott Weiland


I´ve noticed you around... I find you very attractive.

The mirror

So, I just wanted to be the fad that easily slips away between (your fingers) (your hugs) (your smiles). I just wanted to be the subtle waft, the one that suddenly surprises, and surprisingly disappears. Leaving you very alone, but very happy. And you were so wary…

Wary
Wary
Wary

Always holding that key to protect your memories from the sad ones I already held. And while peeling my lips with your fingers, and while sending my waft through my voice, I kept wondering how you ever imagined I would stay long enough to disdain you.
One by one, the shelves had to fall because I couldn’t hold you up with this edgy breath, with this lazy love. So, I casted a blind eye, pretending I wasn’t there, between your fingers holding mine so tenderly. I was not there, not even once. When I look through the window I keep telling so sadly “please don’t judge me for dropping you out”.

19.10.08

Nunca olvidaré su rostro
Su rostro
rostro
Rostro
No puedo olvidar
Porque no se olvida nunca
lo que da satisfacción

17.10.08

Horóscopo Aries: Luna en tauro

“En el amor usted es un personaje extraño. Puede sentirse emocionalmente atraída a una persona y sin embargo terminar la relación de manera impredecible”.

Eso dijeron mis estrellas. Así que por favor ya no me preguntes sobre algo que no pienso responderte.


“Everything about you is new”
Mazzive attack

Había algo que dolía por dentro
Algo
Muy diferente a este vacío que no alcanza siquiera
para llorar un poquito

Porque el dolor es un algo que ocupa un espacio
Curioso entonces que algunas ausencias generen dolor
En este cuerpo que ocupa un espacio
entre un espacio que duerme…
y desde adentro
Había un algo que me dolía
Lejos del tiempo
Lejos del tiempo del cuerpo
Había un algo

Pesado

Algo con forma de erizo
Había un relato que hablaba de un alguien
Había un dolor que ocupaba mi espacio
Y habían recuerdos
Todos con forma de erizo
Todos de voces lejanas

Cierro los ojos
Miro al erizo que ocupa mi espacio
Tengo los ojos cerrados y escucho
Todas las voces de todos mis tiempos
Todos los rostros de todos mis cuerpos
Que no recuerdo
Que no recuerdo

Me sueño

Cierro los ojos y siento
Como me duelen mis tiempos

Yo no comprendo mis tiempos
Cuando esta voz que es la voz de mi espacio
Todo lo olvida

8.10.08

saber mentir: el cuerpo

Cubrí mi cuerpo con un suéter negro. Ojala pudiera explicarte esto. Cubrí mi cuerpo, no para vestir un color, sino para cubrir la mía necesidad. Mi cuerpo dijo: “necesito que me contengas”, y en ese momento… cómo explicarle que aún soy demasiado pequeña para contenerle. No pude, en ese momento no pude. Mi cuerpo pedía que le sostuviera como las olas del mar muerto y a mí me faltaba toda la energía de la luna. Pedías demasiado. Así que corrí, me fui muy lejos, me fui al cansancio de las noches húmedas. Me convertí en el brillo de las calles empedradas. Guardé silencio y sentí mi vació mientras mi cuerpo sufría mi abandono. Lo abandoné entre mil manos desconocidas, entre los labios pálidos que ya no recuerdo. Quisiera que el tiempo, que el tiempo, que el tiempo. Me parece que el tiempo pesa. Quisiera también que mi cuerpo no pesara. Pero pesa y en aquellos tiempos también pesaba, sólo que de forma diferente. Y tal vez hoy me pesa diferente. Ojala pudieras comprenderme en esto. Así que lo cubrí con lo que pude. Lo cubrí con lo que creí conveniente: un suéter negro de un estambre muy bonito y grueso con el cuello de tortuga. Cubrí mi cuerpo con un suéter negro. Le dije: “bien sabes que yo tengo lo que quieres” mientras él lloraba como lloran los niños por una paleta con la cara humedecida y llena de mocos.

3.10.08

It´s time to bring this fire




Juego a que te siento
Cerca
Cerca
Me tocas
Cerca cerca

La vida

Me besa cerca cerca
Dios

Me busca busca
Lo busco busco

A dios
Lo busco en todo lo que toco
Siento
Cerca
Toco

Siento a dios

Lo busco y lloro si alguien me descubre
Ahí
Entre las plantas de las plantas de mis pies
Entre los árboles tan dignos de confianza

Me toca siempre dios
Como las plantas de las plantas
tocan todo lo que toco
Dios
Y me descubre alguien
Entre los árboles volando
Entre los árboles que cambian
Una a una
Todas mis plumas
Mientras vuelo entre
La luz
Entre los árboles
La luz
Que toca lo que toco con mis nuevas alas
De luz tocarlo llenarlo todo
Ese momento en el parque
Entre dios, la ardilla y este cuerpo
Que me ha tocado en esta
Luz?
Y necesito que me abrigue
Que me toque
Dios
Que me abrigue y que me toque

Le digo “Dios, me han herido”
Le piden
Mis palabras piden
Dios, me hirió el amor con sus palabras
Me hirió mi amor con sus palabras de odio y necesito que me toques
Que me toques
Que me toques
Que me recuerdes
Aquí
Entre los árboles
Estoy cambiando
Y sus palabras me marcaron
Me tiraron
Me azotaron
Dios
Le digo a dios
Estoy herida
Me duele mucho ser
Me duele
Mucho
Esto
Le digo Dios, con sus palabras me mataron
Me mataron
Y ahora me piden que me mueva
Y ahora me piden que prentenda
Dios
Que no ha pasado nada
Que no recuerde sus palabras
Que no recuerde su odio
Que no recuerde su rencor
Dios
Le digo a dios
Entre los árboles
Le pido
Que sea la ardilla que se acerca
Que sea el árbol que se seca
Le pido
Dios
Dios
Dios
Yo sé que existes
Yo sé que puedes
Tal vez
Estar en este cuerpo
Herido
Yo sé que puedes
Abarcarlo todo
Aunque ese todo
Sea tan pequeño
Y sea yo.

27.9.08

Sándalo



Lo íntimo es un cajón de madera con olor a rosas. Por su parte, la persona siempre será una textura, a veces de listones claros con sensaciones poco transparentes que no caben en ningún espacio de madera.

Personales siempre serán los datos. Íntimos sólo serán los detalles de momentos solitarios entre dos personas que se saben cerca.

Esas cosas tan absurdas siempre serán personales; como las prendas íntimas, como los productos de limpieza. La intimidad por su parte, siempre será algo más flexible. Algo en lo que cabe más de uno.

Mujercita muerdoncita


Ahora que si me agarras de mal humor, huy, la cosa cambia, mucho. Mucho que cambia la cosa. Pero entonces, tendrías que saber cómo se hace para provocar el enojo de una damita, de una señorita, de una muchachita, de una mujercita como yo.

“Yo soy una mujercita muerdoncita” dije, mientras te explicaba, mientras derramaba cosas importantes.

Pero, si me agarras de buen humor, huy, la cosa cambia, harto, mucho. Hiu! demasiado. Pero entonces, tendrías que saber cómo se hace para que esta cosita, personita pequeñita y muerdoncita te sonría…

“Yo soy una mujercita muerdoncita” dije, mientras te besaba. Mientras derramaba cosas importantes…

Aunque claro, cabe siempre la buena chance de la gran neutralidad.

-Poco probable?
-Sí.
-Imposible?
- Nunca

Te diría entonces que mejor te vayas; que tomes tu paraguas y te marches. Por que la chance se aplica mejor sólo en situaciones de juego y sin estrés. Pero a mí, que sólo soy tu mujercita muerdoncita, difícilmente podrás jugarme y en cambio siempre, siempre, siempre podré estresarte.

24.9.08

Av. Revolución


Iba yo, iba. En el auto a eso de las dos de la tarde. Mirando los seis carriles, mirando. Los seis carriles y las ballenas enormes, sostenidas por el cielo. Montadas en el cielo. Las ballenas de concreto nadaban en el cielo mientras los autos las recorrían. Iba yo, pensando que un día por ahí pasé y pensé que te quería, que te quería de vuelta. Que te quería volver a ver.
Esos momentos que no se viven realmente se sienten y se detienen.
Se sienten y me detienen el corazón. Detuve el coche para sentir la eternidad.

Cómo parar el coche? Detenerlo ahí, justo debajo de esa ballena de concreto? Sería, tal vez, ser incapaz de pensar en los demás.

Pero paré. Y las ballenas me cubrieron, toda, con una sombra muy inmensa y triste.

“Ahora mismo tendría que estar salvando al mundo” pensó Plastiquito.


Tal vez debería resolver la crisis económica que ciertos países tarugos enfrentan. Mira que la vida puede complicarse. Un desconocido de pronto llega y te obsequia, así, de la nada, un plastiquito coqueto con un espacio para que escribas tu firma. “Tengo tantas ganas de ser especial -dice tu silencio- tantas ganas de firmar, de escribir mi nombre en ti”. Después, el plastiquito se desliza entre pequeños artefactos extraños (sabrá dios cómo funcionan), pero se desliza, el plastiquito, en ellos, y de pronto la felicidad es posible.

Sí, yo existo. Me deslizas en el artefacto cotorro y gris y existo.
Me firmas las costillas y además de reírme, existo. Y soy real. Soy real si me deslizas entre ese espacio azucarado. Soy real cuando me guardas entre papelitos tontos y teléfonos a los cuales nunca marcarás, pero no porque seas cobarde, no. Ya no sabes de quién coños era ese número que te costó seis margaritas y unos cuantos tontos cigarritos. Pero todo bien conmigo… porque a mi número no necesitas apuntarlo. Tú no me olvidas nunca. Me quieres, me recuerdas, me deslizas. Mira que la vida puede complicarse, sobre todo cuando te hago falta. Y te hago falta siempre. Entonces, mi ego se infla, se inflama invisible, inimaginable y crece. Crece a la par de ochenta mil plastiquitos felices que también se inflan, se deslizan y endulzan la vida de ocho mil idiotas que sonríen tristes. Y nos desliza el ego con tal placer que se te olvida el fin de mes.

Pero no, yo te quiero siempre, siempre y cuando me deslices siempre. No soy yo la que te dice idiota a fin de mes. No soy yo la que te quita lo que tienes. No soy yo la que te roba la mirada y te rellena el alma con su hambre de existencia. Yo no soy tu banco. Yo no soy la crisis de las casas que de pronto ya no existen. Yo te gusto, yo te gusto siempre. Siempre y cuando me deslices.

21.9.08



"I always loved the night
And now you offer me eternal darkness"

18.9.08



Yo no invento lo que escribo. Sólo sé parlar de cosas personales. Tan personales como mis hábitos de limpieza.

salud!

17.9.08

Saber mentir



Se necesitan muchas horas de sueño y horas de dolor. Horas pues, de esas que pasan lento. Entonces uno siente que algo se prepara en la cocina del pecho. Casi puede percibirse un olor a queso. Por que por supuesto que yo no tengo sangre roja, ni huesos ni eso acolchonado que a los hombres les encanta. Lo mío es ser un queso con forma de persona semiafeminada. Voy en el auto y pienso. Pienso mucho lo que pronto saldrá de mi boca semiácida. Mi boca rosa, roja, rosa, ro… mi boca. Pienso mucho que de mi queso mental saldrá una especie, una suerte de… bola peluda. Una bola peluda y sumamente intelectual que te dirá: “cariño mío, dirás lo que quieras pero mentiste”.
Sí, mi corazón de queso se prepara para una serie de palabras que están por comenzar.

sobre los ellos ellos que no son yo: el ego parlante


Parece, sé que parezco... el tipo de persona que ruega, pero hasta ahora nunca he rogado en serio. Ni siquiera por mi alma. Parece, sé que parezco... el tipo de persona que espera, y a veces espero pero no por que me guste. Y nunca espero más que lo que me conviene. Puedo ser tonta pero sé que sólo yo me convengo. Como puedes ver, parece que te espero pero yo no espero a nadie, al menos no a alguien de tu tipo. Hasta ahora eres sólo como él, como él, como él. Él es todos, todos son ideas, ideas que busco, ideas que impongo. Mi chamán me dijo que necesitaba aceptar a un alguien, a un él que me sea suficiente por lo que es. Bastas? Mira que podrías preguntarme lo mismo, y tú, niña rosa y malcriada, tú bastas? correspondes en proporción a tus exigencias? Y yo, como soy una persona sumanente descarada sólo me reiría. Después de todo con eso ha bastado para que me quieran. Yo basto. Bastan mis ideas, mi manera de morder. Basta mi sonrisa. Basta la garantía eterna de que no voy a quedarme más de lo que puedo. Pregunta entonces...puedes? porque de que basto, basto. Pero de que pueda... ya depede. Depende de tus ganas, de tu paciencia, puedes? porque a veces parezco hasta sencilla. Esa es una trampa mía. Seguro hablé de más, de más, de más. Eso es un defecto mío. Y hablé de más. Seguramente en un respiro te conté bastante, suficiente para que pensaras "ya me voy". Te fuiste? sí, te fuiste. Está bien. Así me evito a las personas simples, seguras, sencillas, planas... deseo tanto eso, el vacío. El domingo aburrido, la semana exasperante, llena de responsabilidades absurdas como el gas, la hipoteca... la vida es eso y yo deseo vida. Pero lo mío corresponde a lo absurdo. Yo soy la persona absurda y tú, tú no reconociste la canción más pop de Radiohead...

11.9.08

La vida es


"Hoy voy a morir" Así te dije cuando amanecí a tu lado, en esa cama blanca. Siempre creíste que mi casa sería como la tuya: blanca, estática. Mi casa es rosa. Mi cama es rosa. La toalla del baño es rosa. El tapete es ridículo y rosa (es de una mariposa). La lámpara es casi rosa, porque es morada. Mis calzones son rosas, no todos pero sí la mayoría. Mis cachetes son, ¿no adivinas? Son la grosería más rosa que conozco. Y así me puedo estar en esta tarde entre nublada y azul, enumerando cosas rosas. Cosas que veo mientras escribo. La caja de zapatos es obsoleta, pero también es rosa. El neceser contrasta, no mucho. Es rojo. El revistero es rosa. Las sábanas son más rosas que la colcha. Rosa. Rosa. Rosa. Y si mi oirtografía existiera seguramente sería muy rosa. Pero es extraño. Fuera de este cuarto, de esta cama, de esta piel, Rosa es un color que no soporto.

9.9.08

Martes: noche sin miel


Es la liviana idea de algo que bien podría despertarse si pongo mucha atención, como una extraña sensación en la mañana, como el rocío que aún no toca mis pies.

7.9.08



Ella no pensaba en Dios, Dios no pensaba en ella. Dios es de quien consigue llegar a Él. Clarice Lispector

Cuando Señorita Miel va al parque

Habría que iniciar aceptando el hecho de que, casi siempre, quiero envolver las cosas con capas amables. Quiero envolver las cosas, todas, con capas de algodón o aromas de tardes de té. Tendría que admitir que no puedo creer sin esa luz tenue y el jugueteo casi mudo de algún incienso que vino de muy lejos. Porque aprendí que Dios era una cosa muy grande, muy ¿cómo decirlo? Omnipresente, y entonces Dios no puede ser para mí algo cercano que se produce desde la realidad y ocurre hasta en las tardes más simples. En dado caso, Dios sería como esos hombres que se pasean por ciertas calles con la piel quemada, los ojos perdidos y esa mezcla entre deseo y desconfianza que cualquier extranjero despierta en mí.

Estoy atada a mis costumbres llenas de templos, imágenes y limosnas insaciables. Tan amarrada a la palabra concreta que hoy tengo miedo de nunca más poder acercarme de nuevo.

Es la molesta idea de sentir que perdí mi tiempo, el más valioso, el que comienza muy pronto y carece de memoria. Es el enojo contra esa monja amable que ni con sus galletas de chocolate pudo enseñarme a creer. Porque de nada sirve saber rezar si uno no sabe creer. Y yo no creo, no sé. Y es que depende de tantas cosas… jamás pensé que Dios cayera en los mismos juegos. Pero para que Él exista todo depende de mí, que a veces juego a no creer en nada.

Y cuando digo que estoy atada es porque estoy atada. Porque dejé de asistir y no dejé de temer. Porque aprendí a orar lejos de la monja y ahora que quiero volver sin los aromas y las capas, cómo hago para volver y traerlo a lo viejo conmigo. No sé si quepa. Porque tuve a Dios, lo tuve. Pero no se parecía a lo que la monja dijo. Tuve a un Dios muy adentro pero no era Dios, eran muchas cosas, todas diferentes, pero no era Dios. Y si Dios es una sola cosa ¿Dónde lo pongo?

Y luego está mi pretensión, mi necesidad. Habría que admitir que más que capas y capas siempre cubro todo de ésta, la mía gran necesidad de sentirme segura. Sé que me voy a morir, sólo no quiero que me torturen y necesito que Dios me diga que soy demasiado especial. No especial. No suficiente. Demasiado. Demasiado especial. Como si ese demás del demasiado fuera suficiente para no temer de nuevo a la tortura.

Así entonces, me siento falsa. Siento que creo por ser muy pequeña. Sé que lo siento y que soy muy pequeña, y necesito que Él sea el grande para cubrirme y ocultarme en su tamaño. Porque Dios existe, pero en un bosque lejano y húmedo. Porque creo que existe, pero en los desiertos de la Biblia, en el fuego de las montañas perdidas, y cuando trato de cargarlo conmigo se convierte en el amigo imaginario de los seis años en el que tampoco creía. Le parloteaba al aire para que la nana creyera que yo era como todos. Para que la nana fuera tierna y pensara que yo, además de pequeña podía ser inocente; podía creer en algo, algo bueno. Pero, querida nana, la imaginación sin fe es justamente esto que soy yo: dudas y dudas y más dudas.

31.8.08

Pero al final sí cantamos



Hubo vino y carne asada
Estaba la abuela, como siempre, sosteniéndonos a todos
La abuela que tiene contactos
La abuela que conoce a Dios y entonces le platica y le pide por nosotros
Que bebemos vino con moderación
Y devoramos vacas
-enormes-
que adornamos con uno o dos pimientos coquetones
llenos de queso y gusto y calma y tarde
Últimamente no cantamos… tal vez se deba a que todos en la familia hemos estado amando con tal desmesura que ya hasta el canto se nos terminó.

Nos gusta estar ocupados.
No sabemos parar.

No sabemos decir “aquí se acaba esto que a ti te duele, esto que a mí me duele a veces”. Somos como esas fiestas que se alargan hasta después del amanecer y nos obligan a mirar los vasos rotos, las estancias destrozadas y las terribles manchas de la alfombra. No sé si cínicos, pero eso sí, obvios hasta el cansancio.

Somos los seres que aman hasta tarde, con los ojos entreabiertos, irritados por tanta luz y tanto todo. Amamos esas eternas noches que nos dejan sin voz, sin mirada, sin cuerpo para sentir, y volvemos medio sordos arrastrándonos felices hacia el domingo que pide a gritos poder confiar en alguien; alguien que por la misma sangre entienda lo que está pasando siempre.

Porque nos gusta jugar, nos gustan el canto y la danza silenciosos. Volvemos algo cansados, algo vacíos, pero con la mente demasiado satisfecha. Volvemos con la mente saciada, nuestra mente que escurre la sangre de los otros. Y vuelve la semana con su necesario movimiento. Entonces escondemos nuestro rostro.

La sangre llama sangre y se reúne para limpiar del cuerpo el cuerpo ajeno.

Nos gustan las tardes del domingo, llenas de sangre, de cuerpos cansados. Aunque últimamente no hemos cantado.

24.8.08

Antes del café que ya no te tomaste



Hoy
he decidido mirar cómo te vas
cómo esperas que te detenga

hoy decidí que no

ya puedes irte
tú también necesitas irte

¿y si tuviera la certeza de un mal final contigo?
tal vez me quedaría

Pero eso no se puede
No contigo
Que siempre vuelves

O más bien

no te vas nunca
No te has ido nunca y finges
Cerrar la puerta
no te vas y haces como que me olvidas

Y yo me voy y te llevo
Siempre
Como equipaje semiligero
Porque mis manos tercas
No pueden con el vacío

Y entonces voy y te llevo
Para ponerte limón en los ojos
Mientras me amarro las ganas
y entonces voy y te llevo

11.8.08

avances de ella

No puedo ser única porque lo que busco es ser irrepetible como todo lo que ha sido creado a mano, como todo lo que muestra sus costuras, despreocupadamente; como todo lo que se permite ser. Mi cuerpo tiene vello como todo lo hecho a mano… como todo lo que suda y es y es.

18.7.08

La soledad



Síntoma de algo que no alcanza para llenar el cuarto

13.7.08

Eso que a ti te da miedo



Hay cosas que ella simplemente nunca podrá escuchar
Antes, yo le gritaba
Fuerte
Le decía: me gusta eso que a ti te da miedo
Le decía: me sumerjo en eso que no debería ni mirar

Entonces, ella se encierra
En sus ojos
En su mente llena de canas
Se encierra para que yo no la hiera
Con mi deseo de tristeza
Con esta miamía extraña tendencia de amar a los muertos

Me quedo mirando

las manos no me sudan
Y el corazón no se altera

Me quedo mirando sus labios morados
Su cuerpo semimuerto
Su cuerpo inhalándolo todo
Su cuerpo, lleno de polvo

Y entonces se me ocurre que
-Tan sólo a veces-
Esa quisiera ser yo

8.7.08

Los gusanitos y yo

Porque era para ti. A ti que no te gusta pensar… pero iba directo a tus pestañas. Y a mí me extraña tu reacción de soy un tierno ¿Será que te la crees? A veces te pareces a los gusanitos que la lluvia desaloja en esta época del año. Se retuercen a mitad del camino, mojados, como si se dirigieran hacia el final de un fondo bastante macabro. Pero, ya que platicas con ellos, con los gusanitos que se retuercen, caes en cuenta de que el desalojo no era más que el puro chacoteo feliz que tiende a disfrazarse de desgracias, algunas más babosas que otras. Por eso, nunca hay que creerse que a los gusanitos algo tan normal como la lluvia puede llegar a afectarles. Siempre tienen algo planeado. Aunque ciegos, siempre tienen un blanco que llega directo a las pestañas.

2.7.08

Tenemos esta vida para encontraros de nuevo

Por lo pronto, yo te veo en la que viene.

Diálogo entre mis dedos

Hoy, no sé de dónde sacar el beneficio de ésta, la mía situación tan desconcertante, tan semi vacía y a punto de llenarse. Me gustaría pensar que el día de mañana seré más inteligente, fuerte, menos ingenua, más azul, menos palmera, más paciente, menos obstinada, más realista, menos enamoradiza, más de todo, menos de nada.
Pero, ¿y hoy?

Hoy, simplemente no sé justificar mi silencio.

Mis pies tienen frío y me preguntan: ¿y los calcetines? Ya estamos morados… Pero yo, que siempre he creído que mis pies hablan demasiado, yo la verdad ya no sé qué decirles. Sí, carajo, lo noto. Y lo noto y continúo como antes, descalza.

La carta en la que creo hoy me ha pedido paciencia. Me preguntó sin más ¿quién eres? Y a mí ya me urge responderle para seguir adelante. Me dijo “hay que vaciarse para ser llenado”. Mis pies no entienden, sólo se quejan; sólo me padecen.

Habrá que pedirle perdón a los pies por todos los perdones que no he recibido yo. Perdones que se dan cara a cara. Por todas las veces que me adelanté, por todas las veces que dejé que el tiempo penetrara,me enfriara desde las uñas hasta las mías entrañas más extrañas que poseo. Mira que necesito 20 días para pedirme perdón por el color de mis dedos y este silencio que no para de dolerme.

1.7.08

Rehab




Así está la cosa:

Fondo de madera oscura... esto es un bar.

Mujer rubia mirando hacia el suelo... en algo está pensando.

Mujer molesta... algo debió caerle encima, tal vez, la realidad.

El resultado, ah señores, ese jamás será tan evidente como una imagen tan llena de poses.

23.6.08

Chotear


La nueva receta:

Básica para las várices, las malas costumbres y el mal de ojo de todas tus lindas mujeres.

La nueva receta consiste en la repetición.

Decir tu nombre mil veces, contarme todos los días cómo te fuiste, escupiéndome palabras por tu falta de sabrá dios qué cosa.

Por eso, la nueva receta no piensa, no llora y tampoco te odia.

En esta página tan sólo te imita: se tambalea y a veces divaga.

Digo tu nombre tres veces al día tres veces. Es mágica, esta mía nueva receta, rellena de nueva era, con energía, unos mantras y vidas pasadas. Si la repites tres veces te deseará lo mejor.

Para el dolor, para eso que hoy causas... por eso es alegre y me pone a bailar. Y se repite tres veces todos los días de los días; todos los fines de todos los tiempos.

Pero, ojo, que repetir no es volver pensando (de forma absolutamente ingenua) que no se regresa a lo mismo, para después encontrarse lo mismo de siempre, más fuerte, más triste, más… todo.

16.6.08

Pian pianito

A veces, las cosas se retuercen, sobre todo si se desea mucho algo. Suena el timbre en la oficina de correos y todas las agendas organizan un complot para asesinar incluso al más insignificante deseo. El pretexto es el de siempre: hay que trabajar la paciencia…

En la oficina de correos dicen que los jóvenes deseamos demasiado, y ese de más es por de más muy malo. Entonces pienso en mi deseo de hace dos años, que se parece mucho al de hace cuatro y un poco más al de hace seis. Trato de hacerme a la idea e intento no forzar a nadie. A veces, pierdo el control y me retuerzo como las cosas que se retuercen. Mi pretexto, el mismo de siempre: esas cosas pasan cuando se trabaja la paciencia ya de por sí falla.

Yo intento como intentan casi todos los que me rodean. Leo mis recetas de cocina para disfrutar el muy mentado día a día. Deseo todo el tiempo no desear, y cuando tengo suerte, a veces pienso en no pensar. Está de más contarte que ya pasé por el budismo, pero hasta a mí me daba risa y le exigí de más al mantra; también compré tres pares de zapatos para saber si sí era consumista.

Se me hace injusta la oficina de correos porque las cosas de mi vida se retuercen si yo deseo mucho y en la paciencia se me desgasta la inocencia y ya estoy harta de no poder desear como una gorda la comida, de no poder besar con ansias. Ya estoy hasta la madre.

Está de más contarte que en este texto volvió a faltarme la paciencia. Las cosas se revuelven, las cosas se revuelven…

No tengo título porque mi autora no se concentra

Si te platico esto
Si te confieso
cómo doliste ayer
Si ya no puedo comparar
Jamás sabrás cómo fue…

Si yo te digo que
Si te dijera que yo
SIEMPRE QUISE QUERERTE
Sólo quería quererte bien…

Mira que fui muy ingenua
Mira que tonta que fui
Yo sólo quise quererte bien

Si yo te abrazo hoy
Si yo te digo que te quiero
Y tú te quedas callado…
Yo ya no quiero pensar
Porque no quiero comparar

Mira que fui muy solemne
Mira que tonta me vi
Tú que querías no pensar
Yo ya no quiero quererte…

15.6.08

Novela o puro cuento

Señoras y señores:

Mi cerebro de 20 neuronas NO lee más de 20 páginas.

Se busca

Mi secreto tiene el pelo rizado, los ojos dilatados y el cerebro podrido (Yo busco a mi secreto sin rostro en cada rostro) Mi secreto es esbelto, se escurre a veces y juega al tenis vestido de blanco (Yo oculto a mi secreto para sentir que tengo algo) Mi secreto a veces llama para pedir una pizza con doble queso (Es alérgico a mí). Mi secreto existe porque el queso de mis labios no lo convence del todo (Yo oculto lo que tengo a mi secreto) Y aquí me callo porque no quiero que vuelvas (Yo te busco)

11.6.08

Admite!

Ya, deja la indignación. Todos sabemos que los hombres dedican poemas a cambio de sexo y las mujeres escriben por falta de aprobación.

Deberías leerme

Yo sé que tu vida es monótona, nada perversa y se parece a ti. Por eso, deberías leerme siempre. YO, que sólo soy un elefante enorme y gordo.A mí deberías leerme. A mí que vivo lejos. A mí, que estoy aquí: monótona y nada perversa. A mí que me parezco tanto a ti.

8.6.08

Bitácora: Para que me conozcas


De dónde sacaron eso de que ¿cómo? ¿que a mí me gustaban las manzanas? Seguramente sí. Tal vez del patético bolso roído de tu mago amigo, ese mago. Perdón, sí, ya sé. El bolso no tiene la culpa, pero veces lo viejo me da culpa. Miro el pantalón desgastado de un hombre y pienso en el campo seco, y en las vacas flacas y en su estómago cantándole a los muertos. Miro el bolso desgastado de una señora y me siento mal; el mío no me ha importado nunca, pero su pobreza me recorre los brazos porque los azota.

En San Telmo todo me dolía porque todo era viejo. La nostalgia a veces duele más que muchas cosas. Pero yo me acostumbré.

Primero, esquivaba ciertas calles, sobre todo las calles donde vendían antigüedades. La taza y el reloj, el payaso y la coca-cola de los años sesentas o cuarentas o qué se yo. Todo era igual de viejo ahí, pero era yo la que robaba tiempo.

El lado izquierdo, el lado invadido. Fachadas nuevas, remodeladas, y de alguna forma, extranjerizadas. Evidentemente, por ahí yo, siempre. Il forno de San Telmo, ahí yo, ahí mis desayunos y mis tardes. Y el lado izquierdo… demasiada tradición para alguien que ni siquiera supo mamar nunca nada; nada de su mariachi, de su tequila, de su chile… mira que puedo ser vulgar.

Uno se acostumbra a todo mientras se pierde en la mancha, aun con la certeza de que no se puede encajar del todo, con todo y la buena voluntad. Eso no se puede. Yo por eso nunca pude acariciar al perro tuerto -el de la cantina vieja con los dueños viejos, las pizzas deliciosas y el güisqui baratísimo-. Por eso pagaba el doble por el viaje en taxi, por la vista y por el mate. Lo justo. Eso sí, jamás me cobraron los abrazos y mira que Buenos Aires sí me quiso, aunque nunca me gustaron sus manzanas.

5.6.08

El piojito

El tiempo debería
A veces
Quisiera regresar un poco, dos pasos. A ve

Yo quisiera,

Yo sé
pero sé, que nunca más seré.

Sentarme en sus piernas. Quedarme dormida, mientras con sus manos me aplica un revolucionario “piojito”. Noto, inevitablemente, que mis palabras tienen 25 años y han perdido su inocencia (hago drama). Me miro. ¿Cómo es que todavía me da risa? Yo ya no soy inocente (hago drama). Junto con el cuerpo envejecen mis palabras(sí que hago drama). Mis palabras huelen a perfume Chanel; huelo a señora (soy realista). Ya no estoy en edad de vestir minifaldas y decir groserías sin que suene horrible. ¿Ya no estoy en edad de que me hagan piojito? Ya no puedo sentarme en sus piernas… Aunque el piojito, el piojito es para siempre.

2.6.08

Ciertos días en la vida...

Todos salieron a buscar al día que habían perdido. Yo sabía que mi Lunes no podía estar lejos; lo sabía sin saber porqué. Tal vez, no lo sé, pero me atrevería a decir que lo conozco lo suficiente como para no buscar directamente en el parque.

Esperar tu dosis, tu respectivo día de angustia… La verdad, ya me da lo mismo.

Sé que volverá aunque no salga a buscarlo; que volverá siempre, aunque yo quiera que se pierda y no regrese nunca. Mira que lo predecible siempre desanima. Porque los días son como los felinos; vuelven para torturarnos con sus ojos.

Todos salimos a buscar, porque los días se fueron y nos dejaron bebiendo limonada como maricones felices. Me gustan los maricones. Me gusta la limonada, y todo está bien pero no soporto eso de buscarte.

En el camino me encontré al loco de los ojos morados y la sonrisa de siempre. Traía una bata de dormir y esa gorra que no entiendo bien qué cubre. Ése, el que un día dijo que mi amor era un San Santo, como todo lo que sangra por su duración…

Traía un látigo en la mano y había perdido a su Domingo. Jamás pensé que un domingo pudiera domarse. De cualquier forma yo saludé y le dije “Muy buenas tardes vecino” y me fui para el parque a buscarte.

11.5.08

Una pena, una verdadera lástima

Agrandarte el ego fue una mala decisión.

Bitácora

Durante toda la semana Don Yogi Shangalanga dijo: “Visualiza y suelta”.
Obedientemente intento: visualizo y me vomito para sostenerte.

Yo tampoco voy a cambiar


De persona, pasé a ser la típica encuesta que se arroja en lo real. ¿De qué sirve saber que yo soy la inteligente, si eres tú quien puede controlarse? Y ese nudo, el maldito que acampó en mi garganta durante dos semanas ¿por qué de la nada se me escurre?

11.3.08

Buenas noches


Cuando el pasado no aparece en todos los sueños de todas las noches de todas las cosas que se miran. Porque el pasado se encuentra más azul y menos propio que antes. Esa puerta ¿es mía esa puerta? Quiero regresar al sueño en el que me reconozco.

Galería en desconfianza


Si la mirada cambia
no te asustes
Y si tu mirada cambia
no te asustes
sabes...
siempre hay alguien esperando.

Y si un día los ojos se derraman, huye.

25.2.08

TV ofertas


Y como la sonrisita soberbia y fofa nunca falta, en este paquete intelectual se incluye por decreto el derecho de humillar a todo aquel que desconozca la puntuación correcta, la conjugación exacta y el nombre impronunciable del nuevo Premio Nobel de Literatura. Si usted se anima y compra este paquete, recibirá la gran virtud de ¡leer y escribir correctamente! Pero si llama durante la próxima media hora, recibirá sin costo adicional la posibilidad de nombrar a todo aquel que le rodea de las siguientes formas: inculto, naco, chusma, indiorante y mexicano.
¡Señora! No deje escapar la oportunidad de insultar a todos sus semejantes. Recuerde que siempre habrá alguien que sepa la respuesta correcta y no va a ayudarle por fofo y cuadrado. Mejor, suscríbase ya a toda publicación culta y redoblada por un costo mínimo de envío. Pero ¡espere! si llama ahora mismo recibirá también un diccionario de la Real Academia Española para que en esas comidas incómodas y fru-frus nadie se burle de usted. No lo piense más, la oportunidad de sobrevivir a la carroña intelectual de nuestro país está en sus manos y en única oferta especial.
Y recuerde que ¡en febrero son las inscripciones!

Nuestro pan de cada día


La miraban siempre escépticos, deformes y gordos mientras intentaba controlar el temblor de sus manos. Esa cucaracha deseaba más que nadie compartir su pasión con los alumnos de aquella universidad elitista y mediocre. Era examinada por un grupo de personas que, en cuanto aprendieron a hacer sumas con los dedos, cobraron un cheque y cobraban sus cheques y cobraban sus cheques y la examinaban. Era examinada por los nietos de uno que otro intelectual muerto y olvidado. Estiraba poco a poco la tela de un vestido hecho a mano que, para esos escépticos y gordos, era solamente un pedazo más de su pobreza. La miraban vacíos. Pensaban en sus cheques y sus cheques y sus cheques. No la examinaron nunca porque la canalizaron desde siempre hacia la puerta, porque ahí se pone todo lo que no ha pasado por la podredumbre del aliento literario.

24.2.08

Frente al espejo



Una rata
Tocó la mía puerta
Abrí
La miré
Me miró

Más tarde en el bar...

- ¿Me creería usted, viejo panzón, si yo le digo que la rata se presentó como un artista?
-Así que piensa que estoy loca… me parece justo. Después de todo, yo opino que su panza es verdaderamente una panza y nada de gorditos, rollitos u otra cosa parecida al tejido adiposo.
-No señor, verdaderamente es usted un gordo marrambo, incapaz de entender la verdad.
-Le digo que me miró.
-Le digo que la miré.
-¿Me cree cuando le digo que incluso la rata expuso en New York? Lo sé. La vida es complicada cuando una palabra no significa nada…
-Los puntos suspensivos no suspiran y falta una pausa que, por ahí, frene la confusión de una rata artista que, ahora mismo, flota en la tina para relajarse.
-Según la rata para ser artista hay que pensar, y pensar le cuesta mucho porque (según ella) también hay que pensar por los demás.
-¿Se imagina Mr. Gordo?, la pobre rata haciéndole el favor y usted ni en cuenta.

Sombras en tiempos perdidos


Supongo que el día de hoy amanecí nostálgica y, sólo por eso, elegí cierta música para calmarme. Por la mañana escuché a Led Zepelin y justo ahora Los Caifanes me arrullan antes de ir a la cama, lo cual me excusa de sintonizar la entrega de los premios Oscar que tanto emociona a los fashionistas...Porque mientras Saúl Hernández le cantaba a una "piedra" para que no lo deformara más, yo iba al jardín de infantes y lo único que me importaba en la vida era una semilla de frijol que lentamente crecía dentro de un algodoncito. Recuerdo la primera canción de Caifanes que grabé en mi cabeza. Se llama "viento" y a la fecha hace que me den ganas de llorar porque me recuerda que voy a morirme un día. Por más ridículo que suene creo con firmeza que la música existe para eso: para recordarnos lo sublime y la muerte. Si la música fuera un color Caifanes sería púrpura y Café Tacuba sería anaranjado.Pero casi siempre todo lo bueno toca fondo, pronto, y de nada sirvieron las letras de Saúl sin los acordes que aquel señorito gruñón componía (Alejandro Marcovich)durante los ochentas y noventas. Por eso, a continuación incluyo ciertos versos de "Sombras en tiempos perdidos" para que aquellos que todavía esperan a una banda mexicana (no reencuentros nefastitos)que produzca esa sensación de vértigo y caída..

Voy, a través del cristal
Microscópico de tu piel celular.
Ciego incompleto terreno cruzado.
De esquina a esquina te pierdo.
De esquina a esquina te pierdo.

Junta tu rostro mojado con el mío.
Nunca me quites es embrujo tuyo.
Ay amor hazme creer que todo es verdad.
Ay amor hazme brincar sobre el mar.

Somos sombras
En tiempos perdidos.

Quiero romper el cristal
Que empana mi cuerpo confuso, difuso.
Muerdo historias humanas
Que nunca han sido comprendidas, olvidadas.

Junta tu rostro molido con el mío.
Nunca me lleves a templos perdidos.
Ay amor hazme creer que todo es verdad.
Ay amor hazme brincar sobre el mar.

Is that the way it ought to stay?


Menos mal que Led Zeppelin escribió esa cancioncita, casi mántrica, mejor conocida como "That´s the way" porque no hay nada mejor que disfrutar el domingo mientras la escucho.

18.2.08

Loca



Ojalá estuviera loca, como dice ella. Loca de remate. Simplemente loca. Modestamente loca. Razonablemente loca. Moderadamente, loca-loca. Felizmente loca, pero no. Ojalá estuviera loca, cien por ciento loca y fuera, como dice ella, una con orgullo loca. Ella que es vampiro, ella que succiona el aire de cualquier cobarde con creatividad. Yo quisiera darle la razón a una mujer que siente miedo…

Glacier Franz Joseph


Porque cuando el frío se filtra desde abajo, la cabeza simplemente deja de pensar...

Obsesión por los pies


Lo que más disfruto al viajar es la transformación de mis pies. Creo que estoy obsesionada con ellos.

El pasado



Ese día yo quería agua. Yo quería brillo y viento. Así que me lancé desde un barda llena de hojas secas. Porque yo quería sentirme fresca, liviana, real y, sentada en un banquito haciendo sumas, me sentía persona; me sentía persona real.
Me sentí de carne y hueso y tiempo. Ese día, yo quería silencio y quería agua. Brillar con la humedad de un montoncito negro que se llama tierra. Yo estaba sentada haciendo sumas, siendo lo que eran todos cuando tienen ojos y cabeza y cuerpo, pero yo quería flotar para ser verdura o loto o terrón de azúcar. Porque yo quería aflorar y los pies pesaban mucho.
Y los pies pesaban. Pesan. Floto. Y los pies me pesan mucho, floto. Porque a veces pesan y yo soy verdura y matatena y me siento el hueso enmarañado que me pesa más de lo que peso, yo que soy verdura. Yo que soy terrón de azúcar, quiero brillo y viento. Porque tengo cuerpo y duelo como duelen las verduras cuando parten. Tengo cuerpo. Veo. Duelo como duelen las verduras cuando me mastica estar sentada. Hago sumas de los dientes que han caído: diente más diente es cuerpo.
Y yo entiendo porque pesa. Mucho.

Se aceptan críticas y comentarios

Mis queridos amigos, he decidido crear un blog para mejorar mis textos y recibir cualquier tipo de crítica o tomatazo. Espero que se tomen la molestia de escribir sus comentarios. Sin duda, me ayudarán mucho.
Un abrazo

Now that the rabbits are gone or The soup conversation

Well, I’ll tell you something: I’d rather be a cucumber. What’s that gaze for? Have you forgotten the taunts and jibes? The noise and the rabbits are gone. So, now that everyone has finally stopped, you decide to be spiteful, ha. You know what? I could do with your anger...I’ve made do with lads like you before but I’d rather be a cucumber-juggler, all dressed in fancy green skins; peeled by the sunlight’s, wearing ridiculous makeup to make you laugh. Did I tell you I have made do with crazy salads as well? A smooth cucumber chased by healthy salads. No, I’m not an ostrich, I’m just a ladybird. Although, I’d love to be a cucumber so don’t be envious if all the rabbits are gone. Its just the annoyance of knowing that, no matter what you do, you’ll always have to wing it, willing the deep and previous affairs. To peel you… There’s nothing left to know about a cucumber. No chance to flick through.