Dentro de la Biblia
vive una mujer
que con las uñas
cava un pozo
rasca hasta que se desprenden
una a una
las huellas de sus manos tristes
busca
mantener la calma ante ese niño que la mira triste
vamos a morir
todos vamos a morir un día
porque
hemos sido y seguiremos siendo
las manos
de ese ser que hincado implora
para que de la tierra brote
tal vez no la eternidad
pero sí más calma