29.10.09

Aquí, tan lejos.

Así que busqué la montaña más lejana, más lejana, más lejana. La busqué y dejé mis zapatos en el camino. Porque tiene que doler. La redención, el arrepentimiento, la purificación, esas cosas que valen tienen que doler. Así que tomé mis zapatos y decidí enterrarlos junto a una planta enorme y muerta del desierto. Le dije “No he sabido caminar y estoy vacía. Muerta como tú” y me fui descalza caminando hacia la montaña porque era necesario platicar con Dios. Y me fui descalza provocando al cascabel de las serpientes del desierto. Necesito su veneno. Y me fui descalza hacia la montaña para platicar con Dios. Imaginé la muerte más violenta. Imaginé la muerte que deseaba. Quise pagar. Sentir todo el dolor, toda la muerte, toda la noche que abunda entre la tierra seca, y lo intenté con los pies desnudos y la boca seca. Quise la muerte a cambio de la redención. Pero la noche pasó y las estrellas nunca se aparecieron. Qué voy a hacer entonces con el día, con mis pies descalzos y mi boca derramándose? Qué haré yo sin la montaña más lejana, sin el desierto redentor y sin Dios… cómo termina un cuerpo que no ha tenido fe más que en las propias mentiras que se cuenta? Todo eso pasa mientras espero a que amanezca aquí, lejos, lejos, lejos, de mi montaña.

Cosas que duelen

Qué voy a decirte yo? Pude haber pasado por ahí esa noche. Pasan tantas cosas que bien pudo ser mi cuerpo el que miró tu sombra en esa noche, yo no sé. Pudo ser tu cuerpo o pudo ser tu sangre, existen pruebas para eso… y hoy estás ahí, tendido en esa sábana de llanto. Nadie de los que te lloran te amó tanto como yo, y mira que nos separamos hace muchos años. Eran otros tiempos los tiempos de adobe que vivimos.

A nosotros nos tocó el campo y las tardes de cielos apabullantes. Mira que estuvimos juntos muy poquitos días. Tú seguiste como siempre, sin palabras y sin gestos suficientes para descifrarte. Yo no pude, no al principio. Pude haber pasado por ahí esa noche porque me tardé en dejarte ir. Porque pude, te olvidé aunque por las tardes continué deseando tu mirada. Pude porque te olvidé. Pude a veces.

Qué te digo yo? Digo que te ves muy bien ahí muertito en esas sábanas y en esa caja y mira que no soy tu viuda. No soy ni siquiera una persona conocida en esta tarde llena de galletas y café. Soy más bien lo que provoca el silencio entre las miradas conocidas. Soy yo, tu vieja anécdota de campo y cielos escandalosos… soy yo, el corazón que se rompió a partir de tu silencio. Sólo soy yo, qué voy a decirte entonces?

El camote... sale!

My name is sweet potato
I am a lovely, tender and sometimes very ugly
Sweet potato

I used to be a person and, obviously, I used to eat other sweet potatoes, because that’s what humans do. They eat whatever they find on their ways. Oh, those days… eating tender sweet potatoes was so delicious, much better than being eaten by others… what can I say, I was a selfish beautiful person who had many friends, many lovers and lots of food in the fridge. Now, by the way, for those who are wondering if karma is making me live in someone’s fridge…No way amigo! Now Im just a sweet potato who still has many friends, many lovers, doesn’t have to live in an awful fridge and pays its karma by not being able to eat other sweet potatoes.

What a terrible end for a sweet potato! And what a terrible story as well…