3.9.10

Sé, por ejemplo, que los lugares me habitan. Yo los transito siempre a solas y los recorro a veces despierta. Y los lugares me habitan como latidos. Como una forma más para recordar y no cerrar los ojos. La calle, el sol. Los árboles y el polvo seco. Soy un lugar que se habita mientras se sabe vacío.

Un día yo creí que era real el paso. Que eran reales mis tiempos. Sé, por ejemplo, que los lugares me habitan. Yo los transito a veces descalza. No entendería nunca. Sé que los lugares están. Esperan. Y me imagino a veces sosteniendo algo. Y los transito a solas. Los memorizo siempre, cada rincón con sus objetos. Soy un lugar que se respira siempre. Y siempre a solas. Quisiera a veces volver a los lugares desiertos en los que un día pude sentir de otra manera. Porque hay espacios que sólo a veces se muestran abiertos. Por corto tiempo. Y como aquí no hay tiempo lo memorizo todo. Cada detalle, cada latido. Porque yo habito los lugares descalza. Con la mirada en cada poro, en cada círculo de polvo, yo.

Y a veces vuelvo, y con la puerta cerrada, recuerdo, con la textura de la alfombra verde. Y formo circulos con cada uno de los dedos. Mis pies y manos te recuerdan fácilmente. A lo que hueles, a lo que sabes. Y siempre quise habitar a alguien así como me habitan otros. Como me habitan los latidos que no me nutren, que no me dan. Que no me quitan nunca, la sed de ser algo más que este lugar compartido y solo. Porque me habitan los silencios que recorro yo. Esperan. Y me imagino recorriendome la piel. Yo, que hoy soy tan vácua. Y me recorro triste, imaginando otro lugar.