Aprendimos del dolor
pero el dolor quedó
ahí
como queda la sangre
atada para siempre
en las paredes de una habitación
vacía
aprendimos todo
nunca nos quitamos
no antes
Dejamos que absolutamente
todo
nos doliera
Pero después
simplemente paró
y aprendimos a vivir distinto
dejando que el sol
también nos besara
aprendimos rostros más alegres
y poco a poco
fue doliendo menos
el pasado
pero ahí quedó la marca
Ahora
sólo esperamos
sólo esperamos
para que la calma matutina
dure todo el resto del camino