La luz me despertó. Froté mis pies con los tuyos y pronto rechacé tu calor. La luz nos penetró sarcástica. Cómo le hizo? Cosas que sólo esas cosas hacen. Después me levanté. Lavé mi cara, limpié mis dientes y me escurrí entre los abrazos de la noche.
La noche me dejó intranquila y ni el desayuno ni tu voz pudieron darme calma.
Anoche me abrazaste más fuerte. No sé si me quisiste más, no sé si pueda repetirse.