25.8.11
Mujeres de sal
Hace unos años
conocí a un hombre
que además de ser
un hombre
era un profesor que nos hablaba
de la vida
de la realidad
y de Shakespeare
todas las niñas del salón
lo amaban en secreto
-si por secreto entendemos-
la boca siempre abierta
con saliva derramándose
Lástima
yo no me sentía atraída
ni por su apariencia
ni por su angustia
y tampoco por su voz
raro porque a mí
siempre me han enamorado
los tormentos de los hombres
Soy la Madre Teresa
de sujetos con pasados que rechinan
mi maestro
no sé
tal vez también era alguien
con un pasado
tal vez difícil
tal vez triste
esas cosas no se saben
y no deben aprenderse en un salón de clases
seguramente cargaba cadenas
pero quién no lo hace
la cuestión es que
hubiera sido mejor
abrir también la boca
y derramar saliva a su favor
hubiera sido mejor no ponerle atención
porque ese hombre
sembraba en las personas el mal más peligroso
lo que para Blas Cubas era
una Idea por descifrar
antes de ser devorado
una idea
simple
entrañable
fácil de digerir
pero mutante y verde
Porque en la realidad
cabe la posibilidad de generar un doble
un escenario
como las cajas
que yo construyo aquí
siempre de cartón
para aparentar que también son indefensas
a la realidad le cabe
la duda
el doble
y también la muerte
y yo en mis cajas
introduzco posibilidades de mujeres
fatales
absurdas
y a veces misteriosas
mis mujeres de sal
mis mujeres Vudú
que habitan el desierto
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